
En estas fechas navideñas, aunque no me es fácil, intento reflexionar sobre la vida, su sentido o sus objetivos. Si es el tiempo el que pasa sobre las personas o si nacemos con derecho a un cupo de tiempo, sobre el que discurre nuestra vida hasta morir.
Si fuese el tiempo el que pasa sobre las personas, este se impregnaría con esencias de todas aquellas generaciones por las que fuese pasando, y al cabo de siglos, de millones de siglos, habría extraído y arrastrado consigo, gran cantidad de experiencias y sabiduría con la que habría ido inseminando generación tras generación, hasta completar la implantación genética de una formación intelectual y un enriquecimiento espiritual que facilitara desprenderse del lastre formado por miedos y carencias primitivas, hasta permitir, a la humanidad, alcanzar el sublime objetivo divino de la felicidad completa, en el equilibrio emocional materializado en la convivencia y en la comunión entre esta y su natural, como hábitat ideal de su condición humana.
Sin embargo los resultados que se evidencian, tras una edad que puede calificar a la humanidad de adulta, indican claramente que somos las personas las que pasamos sobre el tiempo, siendo este un simple ‘bono-transporte’ solo válido para la duración de la vida de cada uno, utilizando la cadencia giratoria del planeta, como referente para su medición. Esto obliga a la humanidad a heredar, de sus mayores, el estado de la evolución, mejorarlo y entregarlo, enriquecido, a sus herederos que a su vez han de continuar la cadena, en un proceso natural de secuencia generacional. Pero esos mismos resultados dejan claro que si la humanidad está en el mundo para crecer y multiplicarse, para gloria de Dios, a Este no le quedará más opción que ir al supermercado a ver si encuentra algo de esa gloria. La desastrosa evolución de la humanidad empezó erróneamente cambiando el rumbo allá en sus orígenes, alejándose en lugar de caminar hacia Él, vaciándose de sus virtudes según aumentaba esa distancia, hasta perderse en una involución irreversible bajo aspecto de evolución sostenida en unos útiles tecnológicos. Su bastedad, ignorancia y primitivismo estaba bastante más cerca de esos objetivos de su Creador, que la utilidad que da a su 'evolución' tras millones de años deambulando por los derroteros llamados ‘civilización’, sofisticando útiles y desalmándose hasta zafarse de los escrúpulos que le impedían abrazar unos objetivos mucho más premeditados y próximos a la crueldad, destrucción y barbarismo, que el que pudieran soñar en los inicios de su Creación.
Concluyo que el tiempo es como una estación de tren a la que, aleatoriamente van acudiendo pasajeros hacia diferentes destinos sin retorno. Que unos obtienen billetes para modernos convoyes rápidos y confortables, mientras otros se hacinan en vetustos, largos y maltrechos vagones para ganados y residuos, pero que la estación se mantiene invariable. Ignoro qué sentido darle a ese supuesto lugar y a esos viajes, o si se enlazan con otros posibles, como ignoro por qué nacemos y donde vamos cuando morimos, más allá de lo que nos enseñan las 'Sagradas Escrituras', pero quiero pensar que forma parte de algún filtro o componente para alguna ‘elaboración’ de planes divinos, que escapan a la percepción de los mortales, aunque reconociendo que, a priori, lo que se observa induce a pensar en un estrepitoso fracaso del Creador, ya que claramente la humanidad de hoy es, sin ninguna duda, mucho más vil e inhumana que aquel primitivo hombre que Él creó. Que desde su origen a día de hoy, solo ha evolucionado, especialmente, en la perfección de artilugios y sistemas que aceleran y aumentan su capacidad de generar horror y destrucción, y que pone en manos de los más deshumanizados más medios y con más capacidad para generar muerte, dolor y sufrimiento, muy por encima de aquellos que luchan por atenuarlo. Desventaja que en sí misma enquista el dolor y la infelicidad en el corazón de la buena gente, impidiéndole cualquier atisbo de felicidad, más allá de algunos retazos compartidos con almas queridas.
¿Cómo se puede llegar a ser feliz asesinando el gran placer de compartir la felicidad de los demás? ¿Cual es entonces, el significado de vivir?
Clandestino