lunes, marzo 15, 2010

El libertinaje libertario, hunde a la democracia bajo la hez de su cloaca.



La democracia es el útil que da amparo y garantía existencial al estado de derecho. Tanto su supervivencia como garantías, radica en el rigor de su propia articulación, de igual manera que el estado de derecho reside en el rigor de la justicia en garantizar el derecho. No en el rigor de la ley como la mayoría defiende, ya que la ley es frecuentemente diseñada para servicio del crimen organizado en el estado, adulterando su condición o función de ley, oponiéndose a la justicia que debe instrumentar. El estado de derecho solo se justifica en la garantía del derecho y no de la ley. Es con la ley con lo que las mafias que ocupan los estados, destruyen la democracia y sobrepasan al estado de derecho, desde una apariencia democrática y honorable. La ley solo puede ser reconocida como tal cuando instrumenta a la justicia para garantizar ese derecho. Cuando lo viola debe ser objeto de riguroso desacato y de rebelión contra el estado que la promulga.

Así se actuaría en un estado democrático regido por políticos. Entendiendo como políticos a personas electas y con vocación de servicio a la nación, como más alto y honorable techo de sus ambiciones.

Pero donde no hay políticos no hay políticas que ofertar. Las mafias ocupan el estado y venden gestos populistas con los que se inventan el delito, el enemigo y las víctimas de forma aleatoria y a su conveniencia, en un flagrante uso criminal del estado y de la ley, reducidos a vulgares útiles rentables a sus objetivos de poder y lucro. Convertir el rigor de la justicia en 'represión fascista', a ojos de su electorado, proclamando el hedonismo como icono de libertad, es su habitual y apludido hatajo para desacreditar en si mismo, a las responsabilidades inherentes al estado de derecho y a la democracia que lo garantiza. Así la nación “disfruta” de mafias populistas que la privan de cualquier opción a disponer de políticos que la sirvan, rechazando de plano sus mensajes contractuales de responsabilidad en el disfrute de sus derechos y la responsabilidad de sus deberes.

Las mafias populistas no tienen nada que ofrecer pero tienen mucho para expoliar. Lejos de perseguir el delito, se lo anexionan desde el estado y con la propia ley, alineándolo a su clan con derecho a botín, para entre todos sumar votos propiciando el hábitat ideal para su coexistencia. Sin cloacas la supervivencia de las ratas se reduciría drásticamente. El crimen de estado en poder de esas mafias, ha utilizado las brechas de la democracia, para convertir a la nación y a su estado en una inmensa cloaca inhabitable para la decencia, la dignidad, la justicia y la libertad. La democracia y el estado de derecho se reducen ahora a una vulgar guarida de vividores con derecho a botín, en todas sus gamas desde el terrorismo hasta las más miserables y ruines mordidas callejeras, pasando por el más despreciable nazismo excluyente y fascismo de expolio corporativo, apadrinado y liderado por la gran nación de naciones como única función visible de la ONU, EE.UU, OEA, UE y otros muchos. Ahora el terrorismo y el atraco deja de tener sentido por innecesario. Su parte del botín se obtiene colaborando legalmente a
facilitar su obtención.

No siempre la ley es un instrumento válido para hacer justicia. Demasiadas veces la ley es diseñada como instrumento exclusivo para el interés del crimen organizado en el estado. Las democracias originariamente concebidas para custodiar y garantizar el estado de derecho, son sistemáticamente corrompidas y debilitadas despojándolas del rigor de su articulación, hasta reciclarlas en vulgares butrones que dan acceso al hampa en los poderes de la nación, usando su propio estado democrático para destruir su democracia e incriminar y expulsar a todos los posibles resistentes demócratas del mismo, dejándose el camino expedito para violar los derechos de la nación desde la más clamorosa y bochornosa impunidad, tras aniquilar su estado de derecho.

Así las naciones quedan a merced del hampa en un esclavismo semi voluntario aceptado bajo esas costosísimas democracias reducidas a vulgar estafa hábil y perfectamente perpetrada a manos de estas castas con mentalidad de claro corte feudal del más tenebroso Medievo, solapados tras apariencia de progresistas al usar sofisticadas técnicas psicólógicas de adoctrinamiento escolar y tecnología de última generación para control y saqueo de sus ‘siervos’. La continuidad queda garantizada en su propia impunidad, mediante la figura de ‘pasar página’ en cada relevo. Bajo esta fórmula la nación es sencillamente despojada de la legitimación a la rebelión que le otorga toda tiranía, aunque soporte peores agresiones al derecho, que el que infligen algunos tiranos o dictadores al uso.

Cuando el tirano impide la libertad, refuerza la dignidad de su víctima. El crimen organizado corrompe y destruye la dignidad y esto trae consigo la renuncia voluntaria del derecho supremo de la libertad, permitiendo o colaborando a que le sea impedida a los que conservan su integridad y libre albedrío.

El crimen organizado se vende como adalides de los débiles y promotores de políticas sociales, a la vez que erradican la justicia social y no ocultan su condición de lobbies encordados a anarcoespeculadores emparentados con el submundo del narcoblanqueo y la corrupción por acción y por omisión, hasta sumar la práctica totalidad de responsables de las garantías constitucionales, que exprimen a las clases medias, sosteniendo con un puñado de mendrugos a una casta de dependientes, que al mando de unos sindicatos untados hasta la opulencia, los machacan por la retaguardia, cerrando el sándwich con apoyo de artillería mediática que los bombardea en continuas y exitosas campañas con una multitud de mercenarios de la desinformación, que incriminan, acosan, oprimen y exprimen a esa clases medias en la total indefensión, desamparo y menoscabo del estado, hasta aislarlos y separarlos del derecho y de la justicia, como una subespecie bajo tratamiento de explotación agropecuaria o “gulag democrático”, a los que los gritos vindicativos de justicia y libertades son traducidos y divulgados como mugidos de fascistas descerebrados, ante la más absoluta indiferencia de poderes nacionales e internacionales, igualmente omisos e indolentes.

Se permiten afianzarse por tiempo indefinido, autovotándose en alianzas antinatura, que se aúnan y promocionan en el reclamo atractivo de la impunidad criminal a la corrupción en el amparo de la represión legal y fiscal que les permite el aislamiento de los paganos, sumando a su amplio elenco de bandas y lobbies que conforma su gran alianza espuria nacional, más la ignorancia, degradación y fanatismo producido con planes especiales de “enseñanza”, con la que con simples y vulgares consignas casi infantiloides rozando lo bochornoso, hasta producir vergüenza ajena, controlan psicológicamente a millones de habitantes con derecho a voto, hundidos en la más absoluta miseria económica y/o moral, como método eficaz de incluirlos en la necesidad de asumir su condición de leales dependientes del amo, como única forma de supervivencia permitida, pero salvando su falsa dignidad inoculada con el “honorable” sentimiento de reconocerse como arte y parte del éxito de las ‘políticas sociales’ de aquellos que los educan condicionando su libre albedrío, para ser esclavos afectos incondicionales al régimen corrupto, renunciando a dignidad y libertad, y que verán a sus amos como líderes ejemplares y nunca los verán como los rufianes ocupas del estado, que en realidad son.

Así la cúpula de la élite criminal se acomoda plácidamente en el vértice piramidal, sobre el acolchado panorama de su expolio impune sobre una amplia clase media independiente y autosuficiente, que los sostiene privándolos de sus méritos y del fruto de su esfuerzo personal, mientras no se les permite pisar sobre firme y organizar su defensa, mantenidos en la inestabilidad del centro aéreo, por las jaurías exaltadas, a veces violentas y a veces agresivas, que conforman la base de esa pirámide, y a la que filtran unas migas del botín, y son arengados para el acoso agresivo que los comprime hacia el vértice. Así justifican como políticas sociales lo que es plan perfectamente orquestado para el saqueo sobre unas clases determinadas, y la fragmentación nacional que divide y debilita a las víctimas, a la vez que hace fuerte al clan que nos expolia.

Analizando todos y cada uno de los estados “democráticos” del mundo podemos constatar que la única razón por la que no se detectan e imputan a los corruptos y omisos, por otros estados u órganos internacionales, es porque no existe el referente que salvo la tan honrosa como ignorada o agredida excepción de Honduras, así los contraste y evidencie, ante la generalización total que hace que la práctica democrática, brille por su ausencia en su totalidad por igual, terminando por ser aceptado como democracia el libertinaje libertario de los que la corrompen, al ser gran parte de su electorado, algunas generaciones de adoctrinados, al más puro y viejo estilo soviético.


Clandestino