domingo, septiembre 25, 2005

Durante la, cada vez menos, dictadura de Franco, era “el opio del pueblo”

El fútbol, a la afición, es una extensión de lo que es la política al ciudadano: Te traigo a mi redil, te engaño, te timo, te fastidio y a pagar y a tragar.

Hace bastante tiempo que dejó de interesarme, desde que se vislumbró, con claridad, que el fútbol dejaba de ser deporte para ser el bombero que alejaba las llamas del descontento que motivan las maniobras gananciales a plena luz y que con la misma desfachatez y chulería que la imponen los árbitros en los campos de negocio-político-ex-fútbol, lo imponen los políticos a la ciudadanía.

Desde que empecé a plantearme que si este esperpento, antiguamente deporte, que con tanta pasión y afán atrae a las masas, como las lianas de miel atrae y atrapa a las moscas, no existiera, éstas no tendrían mas remedio que orientar sus espacios pasionales, y alguno robado a los lúdicos, a pensar y meditar sobre los problemas reales de su entorno y sobre sus causas y sobre sus causantes, con lo que sus movilizaciones serían mas constructivas y tal vez los políticos no serían tan corruptos, tan ineptos, tan inútiles, tan innecesarios (más de la mitad) tan déspotas, tan cínicos, tan radicales, tan prepotentes, tan humillantes, tan despectivos... con sus paganos.

¿Recuerdan aquello de que “el fútbol es el opio del pueblo”, cuando apenas se televisaban dos o tres partidos por temporada? ¿Recuerdan quienes lo decían? Quién nos iba a decir que esos mismos nos iban a "drogar" c-opiosamente con varias y elevadas dosis, varias veces al día, durante todo el año, todos los años. Desde luego la adicción es evidente y palpable.

El mismo día que aquel fornido gigante, bien pertrechado de armas y armaduras, fuera humillado y derrotado por un joven pastor hábil e inteligente que, aunque carente de clase social y formación militar , tenía más enjundia, los obtusos, brutos, crueles, amorales y arrogantes gigantes se aseguraron los servicios de todos los Maquiavelos para que ni aquel joven ni nadie más, lleno de razones, nunca más posean una honda ni haya piedras a su alcance. Ni siquiera darle opción a pensar en ello. Misión perfectamente efectuada hasta día de hoy y con nota.

Algunas organizaciones dedicadas al negocio de control y explotación de ciudadanías varias, antiguamente denominado política, desde que descubrieron la posibilidad de canalizar y controlar los efectos alucinógenos del fútbol, ya prescinden casi groseramente de la iglesia, después de que tantos grandes servicios prestara en este aspecto. Es natural el "opio del pueblo", o fútbol, atrapa a masas similares o mayores que la iglesia, más rentables, más divididos, más controlables, más incondicionales y con más fanatismo. Además con la ventaja de grandes posibilidades de fomentar el embrutecimiento con los consiguientes deterioros de valores éticos y morales que los dejan a su merced, pero que la traidora iglesia se empeña en fomentar, "armando" a la plebe, sin pensar en lo que eso puede perjudicar el gran negocio de los obtusos, crueles, amorales y fornidos gigantes, bien pertrechados de armas y armaduras.

Los efectos alucinógenos ofrecen tales niveles de manipulación ipnótica, que algunos ciudadanos, buenos ciudadanos seguramente, serían capaces de matar por el fútbol a la par que se escandalizarían por mostrar algo de agresividad en la lucha por sus derechos y libertades, mostrándose omisos y conformistas ante la degradación ciudadana, descarada y chulescamente orquestada por nuestros servidores y que de forma infame e indigna se la impondremos a nuestros hijos como herencia.

Algunos están tan “fumados” que hasta están seguros de que ZP y el PSOE son socialistas.

Por poner un ejemplo.

Saludos.

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