miércoles, junio 13, 2007

Sin ofensa se cree ofendido y de su propia medicina toma su merecido

Una parte de la "afrenta"

Franco fue lo que fue. Ni más ni menos. Nadie pretende hacerlo mejor, aunque son muchos los que le hacen todo lo peor que pueden falseando la verdad, para evitar que sea un referente de su propia ruindad y mezquina insignificancia. Para nuestra desgracia su régimen no es insuperable. Así lo dejan claro los hijos del odio y el rencor heredado, de segunda mano, y adulterado, para que abulte más, que sin escrúpulos ni pudor, como auténticos rufianes, se abalanzan sobre la yugular del derecho y la dignidad de las personas, con sus fauces salibeantes que desconciertan a sus víctimas entre el estupor y su narcotizante hedor, usando como parapeto de su degradación, el cadáver del dictador, del que no se dice que sea bueno ni malo, sino que se demuestra que lo que hay es mucho peor.



Mostrando hidalgo linaje y firme posición de izquierdas, el ofensor y ofendido, arremete con toda su artillería, cargada con orgullo de apellidos y con enjundias de oficios, los mismos que oculta estando en Madrid, cambiándolos por miedos y vistiéndolos de clandestino, muestra con orgullo sus misiles, en los que deja entrever su carga y algunos contenidos: "¿Sabe Vd. con quién está hablando?"..."¿Sabe Vd. quién soy yo?"..."Soy hijo de..."

Sr.Clandestino:

Soy sobrino de Enrique xxxxx ,ministro de la República, elegido democraticamente, no golpista. Soy hijo de Antonio xxxxx, concejal elegido democraticamente e hice mis primeras armas en España organizando clandestinamente ,como argentino, las huelgas de estudiantes de mayo de 1965 y 66 en Madrid.
Mi padre fue presidente del Hogar Andaluz de Argentina-Uruguay, Paraguay y Chile durante 20 años.
Tengo el honor de haber servido a las ordenes de Ernesto Ché Guevara en el norte de Argentina.
Firmo con mi apellido con orgullo.
Ud. oculta sus datos seguramente por avergonzarse de él.
Como dice el tango, lo demás, es puro cuento, es vivir en una nube de pedos.......


Respóndole armado con humor en chanza distendido, castigador... pero no vengativo.

Sr. xxxxx

No hay duda de la gloria, según relata, de sus parientes y antepasados, de los cuales presume y hace bien, ya que es mérito el que cree heredar de ellos, superando el triste honor por órdenes haber recibido, de un mediocre, cruel y embrutecido, como el Ché, que lejos de darle gloria a la herencia de su apellido, le deja malparado y desmerecido.

Clandestino soy -igual que Vd. admite haberlo sido, por sus razones, que al contrario que Vd., yo sí respeto- dando mi identidad a quien, en mi derecho considero, en el legítimo uso de mi inalienable y libre albedrío. Orgulloso de mi apellido y de mi estirpe, de solo dignidad en su histórico contenido, el que no estoy dispuesto a comparar en méritos y honores que realzan a zafios y presumidos, que ante su insignificancia pregonan cargos y oficios creyéndolos enjundias y realces para apellidos, restregando patéticas señorías de cargos políticos, a señores por bragados y honorables en su propia dignidad y prestigio, tras ser debidamente auto-despojados de honores en valor de batallas y en siempre dudosos méritos políticos, vanidades que solo sirven para adornos en vanagloria, a petimetres y lechuginos, o como lastre y bochorno al hombre de ley y valor, íntegro y digno, cuyo aura es fiel reflejo ilustre que, llámese cual sea su apellido, brilla por sí mismo. No elevan cargos ni oficios en un mundo que los nutre en abundancia de ineptos, serviles o locos perdidos, donde ser decente es razón para ser perseguido, donde salvar el honor pasa por dimitir antes de apoltronarse o ser dimitidos.

Quede con Dios en su creencia y en el, gracias a su familia, honor presumido, que no en su buen juicio, lamentando no poder felicitarle por sus alborotos o retozos del sesenta y cinco, que sin duda restan gloria al honor heredado, al incluido con su apellido, el cual no se cuando encumbra u ofende, si cuando lo enaltece o cuando ejerce de 'buen' clandestino. O tal vez no le hace cuentas en estando absorto y medio dormido, en su nube de pedos perdido y perturbados algunos cuantos de sus sentidos.

Saludos cordiales y ya sabe donde tiene a un posible amigo, cuyo nombre no quita ni pone honor y orgullo, a la grandeza de mi humilde desnudez, con cuya sobria austeridad es con la única que me adorno y me mido, siendo siempre yo, y siempre el mismo, con la dignidad de mi nombre o, por igual, con la de Clandestino.

Clandestino