sábado, diciembre 22, 2007

CANON PARA ‘LA CULTURA’...DEL EXPOLIO Y DEL PILLAJE



En un sistema político constituido como una democracia, cuyo elenco político le cobra democracia al pueblo y que son elegidos bajo el compromiso, promesa y juramento de garantizar esa democracia, de servir y ser rigurosamente fiel y leal a la Nación a la que representan y a sus intereses generales, pero que una vez afincados en las Instituciones y asumidos los poderes cedidos para su gestión, por la soberanía popular, traicionan esa Constitución, traicionan a la Nación anulando su soberanía legislando contra derecho y criminalizando prepotente y despectivamente a la ciudadanía, quedan automáticamente deslegitimados y desautorizados como representantes y gestores del Estado y como servidores públicos, al tomar la senda del delito, la prevaricación y la malversación del poder soberano del pueblo, omitiendo y contraviniendo su legalidad constitucional y democrática violando el Estado de Derecho.

Es duro para un pueblo que paga democracia, tener que sufrir la represión y el sometimiento -por una organización antidemocrática, zafia, vulgar y delictiva que ocupa el Estado sostenido entre todos para garantizar que esto no sea posible- o ser ‘legalmente criminalizado’ y sancionado para lucrar a adeptos a la banda, o la impotencia de ver el manoseo criminal contra la Constitución, para servir los intereses bastardos de un puñado de nazis avaros -enemigos cerriles de todo lo que huela a honesto, a libertad, a trabajo, a igualdad o a derechos- sumados a un sin fin de atropellos, humillaciones, vejaciones y expolios.

Pero lo peor y más humillante de todo es soportar el insulto diario y machacón sobre nuestra inteligencia y mínimos niveles de comprensión y entendimiento. Que una banda de patéticos energúmenos cortitos e insensatos, además de ser unos fuera de la ley, o de legislar criminalmente contra derecho, esté convencida de que son creíbles sus burdas y estúpidas justificaciones para sus delitos contra la Nación o contra determinados colectivos empeñados en seguir apegados a la decencia, a la dignidad; a la convivencia culta pacífica y solidaria; y a la honradez como su hábitat natural de supervivencia.

Defender la cultura es inculcar civismo. Es defender el derecho y el libre albedrío de sus usuarios. Es el riguroso respeto a la legalidad ajustada a derecho. Es perseguir a los asesinos y delincuentes dando amparo, cobertura legal y máximo respeto a sus víctimas. Es consolidar y fortalecer el Estado garantizando las libertades y la erradicación del crimen. Es dimitir cuando alguna o algunas actuaciones gravan las arcas del Estado, o algunos servicios a regiones o a colectivos, o a la honorabilidad de la Nación. Es crear las condiciones para que todos, los que quieren y los que no también, se ganen la vida dignamente con su trabajo. Es patrocinar y promocionar, eliminando cualquier barrera u obstrucción, para que todo aquello que al ciudadano le sea beneficioso, tanto intelectual como profesional, comercial o espiritualmente, corra como la pólvora. Por internet y por cualquier medio de comunicación o centros docentes. Es servir, hacerlo bien y para todos por igual, sin pensar en volver a ser o no, reelegido. Es decir la verdad, ser respetable y respetuoso cuando se ejerce un cargo público. Un pueblo culto es aquel que lega a sus hijos un sistema edificado desde el conocimiento, desde el esfuerzo y la dignidad sobre el orgullo y la autoestima de saberse fuertes y unidos. Es el que lo hereda y lo asume para mejorar el futuro sobre esos mismos ‘carriles’ que recibió, con garantías de que su enemigo no está en el Estado que paga, o en el vecino que comparte el esfuerzo y sus beneficios.

Legislar para imponer la inepcia, la ignorancia y las miserias de unas minorías sobre todos los demás; para crear distintas categorías ciudadanas con distintos derechos a distintas canonjías; poner las zorras a guardar a las gallinas; para silenciar y maniatar a los que cobran por garantizar los derechos constitucionales, erigiéndose en caudillo autoritario, amo y señor; o para que unos roben a otros -derechos o patrimonio, o creando problemas de conciencia, o hiriendo sensibilidades- formando corros contra discriminados y perseguidos bajo la hamponería y crueldad impune de los criminales, corruptos y vividores del Estado y sus camarillas aliadas, es sencilla y vulgarmente delinquir. Delinquir de la forma más baja, rastrera y ruin a la que se pueda degradar un despojo humano, así mismo. Jamás podrá haber cultura ni libertad ni justicia, en una Nación donde el Estado garantiza el derecho al lucro a unos pocos, a costa de sacrificar el derecho patrimonial y a la dignidad, a decenas de millones de ciudadanos, que se lo han de procurar. Incluso si fuera cierto que semejantes personajes tuvieran la capacidad de crear algo denominable como 'cultura' ¿Sería justo ese precio? ¿Sería justo agredir el derecho cierto y real a millones de ciudadanos para garantizar uno hipotético a unos pocos? ¿Por qué se niegan a cargar el canon al producto? De esta forma solo paga el que lo consume, si es que se consume, pero naturalmente robando, legalmente, se gana mucho más que trabajando.

El derecho a legítima defensa es el derecho y el deber natural más antiguo, más ejercido y más irrenunciable. Solo los pueblos sumisos, cobardes e indignos se dejan doblegar y manosear por tiranos y ladrones, mil veces inferiores a cualquier alimaña.