domingo, junio 12, 2011

Democracia. Valor exclusivo de pueblos libres e infierno para cobardes.













Democracia es autogobierno bajo riguroso control del poder del pueblo. El poder del pueblo reside en su sentimiento de libertad y en su unidad inquebrantable. Cuando el crimen organizado rompe esa unidad, somete y explota al pueblo utilizando su poder instituido en su estado, contra él. Es imposible el ejercicio democrático en el quebrantamiento de la unidad nacional.

El poder que motoriza el control sobre la normalidad democrática indispensable para las garantías del estado de derecho, reside en la Unidad Nacional que hace posible la democracia en la principal obligación de aplastar automáticamente y de facto, todo intento criminal de ser rebasada como tal democracia. Todo lo que se venda como democracia desde un estado que pretende regir a una nación rota, es un robo total en cuanto que cobran un estado de derecho imposible. En España tristemente la Unidad Nacional es tan frágil como las golosinas y baratijas utilizadas por el hampa para destruirla. Pero pagamos un carísimo estado de derecho que nunca tuvimos ni tendremos mientras no lo merezcamos poniendo a nuestros ladrones y asesinos a buen recaudo.


La vigencia democrática a las garantías de los derechos y libertades, solo es posible bajo el control democrático del pueblo sobre la justeza de la Ley instrumentando a la Justicia, ejercida en pro del rigor a las garantías del estado de derecho, propiciando las condiciones para que la Ley eleve a la Justicia muy por encima de los tentáculos del crimen. Para que el estado sea una fortaleza inexpugnable para el hampa. Para que la Libertad aplaste y asfixie al libertinaje. Para que las garantías al derecho, sean la peor pesadilla para el pillaje.

Democracia es la forma más justa y legítima de gobierno, en cuanto que es el autogobierno de la unidad de los pueblos libres e independientes, como condiciones ‘sine quanom’, para el disfrute de sus garantías, en el mérito del ejercicio de su responsabilidad obligada e ineludible, de subordinar a su gobierno impidiendo su corrupción y la de la propia nación, elevándose por encima de ellos como único poder y como seres libres. Pero constituir e instituir un estado de remedo democrático para gobernar a una nación rota y por ende impedida para su autodefensa de su libertad, es lo más nefasto en cuanto que los ocupas del estado gozan de las prebendas democráticas acopiando recursos y malversando poderes del estado en uso descontrolado de su pillaje, en la impunidad que le proporciona la no existencia del poder de un pueblo que lo controle y someta.


Las fracciones de ese pueblo quedan a expensas del desamparo al que su división les condena, mientras ladrones y asesinos los expolian a placer sin nada que los contenga ni detenga, utilizando los poderes y recursos del propio estado contra las víctimas que lo pagan para ser librados de la gentuza como ellos.

Bajo esa necrosis política y moral en la total carencia de valores, y ese hedor pútrido asfixiando los aromas de convivencia culta y cívica en paz, igualdad y libertad, numerosos pueblos padecemos sistemáticamente en numerosos estados del mundo, los trágicos y demoledores efectos de estas debilidades propias de las democracias sin demócratas que las gestionen ni que las defiendan de sus invasores, convirtiéndolas en nidos de piratas que tras un bien vendido afiche de democracia, solo son auténticos coladeros para el crimen organizado -más cuanto más despiadado- que con relativa facilidad y frecuencia ocupan estados a perpetuidad, haciendo uso de sus recursos mediáticos y de la demagogia, para robar y asesinar incriminando a sus víctimas, tras anular o corromper a la Justicia que los debe perseguir y a los sistemas o mecanismos democráticos que deben articularse contra ellos, gozando de total impunidad en el uso de los recursos y poderes de la nación, con fines bastardos de poder y lucro que los consolida en sus privilegios a costa de expoliar al mercado y explotar a la ciudadanía mediante un descarado y criminal despojo legal.

España es un gigantesco lodazal agusanado por la totalidad de la casta, destacando sensiblemente la de izquierdas, en el ejercicio de cargos públicos, siendo todos ellos arte y parte del crimen, por acción o por omisión. Sin una sola reacción, denuncia o mención de un solo estado europeo o mundial. Así de podrido está todo y estamos todos.

Sin unidad nacional, no hay democracia posible. Donde no hay pueblo, no hay poder del pueblo. Donde no hay poder del pueblo, no puede haber autogobierno. Donde no hay autogobierno, el poder lo ostenta el crimen cebándose a placer sobre el sometimiento de los omisos.