viernes, junio 19, 2009

Aceptan entregar la vida por su patria y esta les desampara acogiendo y legitimando a sus asesinos




Nuevo "accidente" de los hombres de paz, pupilos del régimen ZP.

Muere asesinado un ciudadano, en Las Provincias Vascongadas. Era inspector de la policía nacional. Seguiremos arrastrándonos como gusanos cobardes e indifierentes al drama ajeno de la impunidad de poder ser sacrificados sin el derecho a la vida. Seguiremos suplicando piedad a sus asesinos y a sus cómplices y promoteores políticos, aceptando de ellos la calificación de fascistas, mientras que criminal y sistemáticamente omiten el deber de procurar justicia. Incluso algunos actuando frontalmente contra ella, legitimando, negociando y elevando el macabro horror del hampa terrorista a nivel y reconocimento de estado.

Aunque aún se desconoce la autoría, el modo en que se ejecuta el acto de terror, escenifica la habitual cobardía de la banda de asesinos nacionalistas vascos, conocida como ETA, al servicio de la banda nacionalista de 'liberación nacional', legitimados de facto, por el estado bajo el rodillo criminal del régimen de Rodríguez Zapatero, y por el Europarlamento, en su proceder terrorista como medio de búsqueda y obtención de objetivos y privilegios sociales, económicos y políticos.

Que la justicia además de sobre sus pistoleros a sueldo, caiga sobre todos ellos con todo el rigor, sin piedad ni contemplaciones, incluido el traidor. Que la justicia abra paso al ansiado y pagado estado de derecho y destruya toda opción y posibilidad de acceso al mismo, a individuos como el ZP y sus camarillas, o a bandas nacionalistas trasnochadas cuyos objetivos criminales sean obtenidos a su sombra desde la impunidad contra el derecho a la vida, mediante el macabro horror del ejercicio del terror.

No se puede optar a las garantías de vida, justicia y derecho, sin estado, sin gobierno, sin oposición y sin nación, sometidos a una gente que ignora, discrimina y odia a la nación que le contrata y la paga. Nos hemos dejado llevar a la selva, nos hemos dejado abandonar en ella desarmados y nos dejamos devorar por las alimañas que enternecen a los traidores y renegados.

¿Seguiremos permitiendo que nos vayan asesinando como conejos enjaulados o aceptaremos el hecho de morir defendiendo la vida? ¿Responderemos alguna vez con la debida contundencia que exige el deber de sobrevivir con dignidad desde el derecho que nos legitima, o nos autoconsolidaremos en la pasividad inerte, como víctimas propiciatorias del crimen organizado, para siempre? ¿Seguiremos sometidos a la voluntad bananera de un régimen de mafias y amiguetes, antidemocrático, antiespañol que usan el estado y la ley para impedir la justicia?


Mi más sentido pésame a los familiares, amigos y compañeros de la víctima.




Clandestino

martes, junio 16, 2009

El camelo fáctico de ‘Los Pactos de la Moncloa’

Cuarenta años relamiéndose y acechando a sus presas tras el vallado infranqueable interpuesto por el dictador, garantizando seguridad e independencia en la dignidad de la autosuficiencia, a todo un conglomerado empresarial y obrero bajo la equidad de una misma norma compartida en el rigor de los deberes y en el pleno disfrute de sus derechos de cada cual.


Finalmente fue el 25 de octubre de 1977, cuando llega el momento tan esperado. La zarpa en forma de pinza formada por los embaucadores y vividores trileros expertos en el viejo timo del tocomocho, ofreciendo sus paquetes de feliz dependencia en una socialdemocracia hedonista-nihilista, en la que no hay que pensar, ni aprender, ni sufrir, ni asumir responsabilidades profesionales, familiares o sociales, porque el estado se encarga del ciudadano y de su adoctrinamiento, sin necesidad de ganarse la vida con el sudor de su propia frente, como bajo la crueldad de un dictador. El mismo producto que llevara a España al caos y a la miseria, y que concluyera tras el dramático y sangriento conflicto civil, se vuelve a inocular en el estado, destruyendo la dictadura que los mantuvo alejados de su victimario, para volver a sus andadas. El anarcocapitalismo salvaje, bajo falsa piel de liberales, le es allanado el camino por sus viejos socios y vasallos de la política social-engañabobos, bajo falsa piel democrática.

Los Pactos de la Moncloa se pueden definir como una caza facilona de perdices enjauladas, perpetrada a placer y en la más absoluta amoralidad, entonces totalmente desconocida en la mayor parte de la ciudadanía, en la que las víctimas fueron la gran clase media que forjó Franco a base de achicarle los espacios a estos buitres que además de no ser nunca invitados, siempre fueron duramente perseguidos y alejados de la honestidad y de la decencia. Todo un filón de diamantes en bruto, ya extraídos, a los que solo había que echar el guante, pulirlos y pulírselos.

De nada sirvieron la sucesión de huelgas de todos los sectores durante varios años, con la participación de más de 7 millones y medio de trabajadores, empeñados en mantener las garantías salariales y laborales que heredaron del dictador. Pero todo fue inútil. Su gran valedor yacía cadáver y los buitres sobrevolaban su cosecha, sobre los vivos que nutrirían abundantemente sus despensas, celebrando entre macabros graznidos, que aunque conservaban la vida, ya nunca más les pertenecería. Ellos, los buitres, serían sus dueños integrales, tanto de sus vidas como del producto de su carne. Serían arrancados de raíz del aquel feliz sueño de paz y convivencia, solo posible entre los justos. Al principio apoyados y coordinados con entusiasmo por los sindicatos de clase, poco a poco fueron templados, parados, engañados, y canalizados y conducidos a los respectivos rediles asignados por sus amos y coautores de aquella traición y primera gran estafa “democrática”, tras quedar fuera del amparo del sindicato vertical del dictador.


CC.OO se declaró un vulgar útil del PC de Carrillo, y la UGT del PSOE de Felipe, haciendo de perfectos perros pastores de sus amos y arrastrando tras ellos a otras centrales sindicales de menor enjundia. Todos ellos, junto a los especuladores de cortos, por la gran cosecha virgen a su plena disposición, cuyos ingentes y suculentos beneficios serían incalculables mediante la explotación y el saqueo impune y legal sobre una masa ingenua y bonachona educada en la moral y valores cristianos, pero de una ignorancia política que los convertía en víctimas propiciatorias, ya que el dictador los amparó y privilegió pero no los preparó para eludir a la morralla que los acechaba para hincarles el diente, por sus medios.

La falsa, ensalzada y exageradamente ponderada Carta Magna, puso la guinda a la gran estafa democrática vitalicia, en la que ni más ni menos que el propio Jefe del Estado, Jefe Supremo de las FF.AA, Garante de la Carta Magna y de la Unidad Nacional, se inhibe públicamente de cumplir los propios mandatos constitucionales, aceptando ejercer solo en su condición de monarca, renunciando u omitiendo a los otros deberes igualmente constitucionales, de ejercer el control democrático sobre los respectivos poderes, que garanticen el estado de derecho, dejando así a la nación a merced de las mafias registradas como partidos políticos y de sus intereses espurios, que solo se sirven así mismas y a los poderes fácticos de cuyos apoyos dependen sus poltronas. Todo mediante la manipulación de un articulado constitucional de aspecto democrático, pero que todo él se reduce al “imperio de la ley”, que a su vez queda en manos y voluntad de un solo individuo, tras una concentración de poderes que facilita la propia Constitución.

Pasamos del rigor del orden, la estabilidad y la seguridad que además de la convivencia cívica, garantizaba numerosos derechos y libertades civiles e individuales, que permitían la dignidad en la total independencia entre ciudadano y estado, bajo la única dictadura de Franco, a la degradación criminal de la explotación semiesclava a manos de cientos de miles o millones de negreros sin escrúpulos, bajo el amparo legal del estado y de la ley, donde las víctimas son maltratadas y expoliadas, recibiendo peor trato y consideración que al ganado, en dos pasos: Reimplantación de las vividurías legalmente reguladas desde el estado, mediante Los Pactos de La Moncloa, con la reintroducción de sus valedores residuales republicanos, recuperados del exilio; y la gran tomadura de pelo haciéndonos creer que el poder de la soberanía nacional, quedaba debidamente regulado en una “Constitución Democrática”, cuyo valor contractual, a día de hoy ya es de domino público que no supera al de un cómic del ‘Capitán Trueno’, al permitir la omisión de múltiples mandatos de la misma, la concentración de poderes, el uso criminal del estado y de la ley, y la agresión a la unidad nacional, que impide la igualdad ante la justicia, que a su vez lleva a la abolición automática del estado de derecho.

Pero todos lo califican de democracia. Miles de voceros y tertulianos a sueldo de nuestro tributos, lo machacan y repiten a diario, en un persistente insulto a la inteligencia colectiva. Todos simulan que actúan en una democracia. Incluso multitudes de entre sus víctimas acosadas y despreciadas como fascistas, creen que eso es la democracia. Solo un buen puñado de esas víctimas, sufren la angustia desde el conocimiento y la humillación de saberse sodomizados en sus derechos, desde el escarnio de las mofas y regodeos sarcásticos, de los inútiles políticos vendidos al poder de mafias y especuladores, que roban o expolian con la única razón de la fuerza que le pagamos, hasta conformar colectivos infinitamente más numerosos y decantarse sin cortedad ni rubor, como mucho más degenerados y abyectos que cualquier maldito dictador.

Lo que realmente se afanan en denominar democracia, es una clamorosa violación del derecho, sobre millones de ciudadanos que los nutren en el lujo y el despilfarro a esos pocos millones a los que voluntariamente le entregamos el poder de nuestra soberanía haciéndoles bueno su negocio de cobrar democracia y aplicar tiranía y saqueo. Pero eso será otro día.

Clandestino