lunes, mayo 19, 2008

Vencedores o vencidos. Vulgares sicarios de toga aplicando leyes contra la justicia y contra la vida






Son rastreros y mezquinos. Basuras con piernas, manoseando la dignidad y el derecho de pueblos, para mantener y conseguir las ventajas que mantengan su forma de vida en el obtener imponiendo. Estos hombrecetes basura, no dudarán en violar todos los derechos como sea y a cualquier precio, incluido el asesinato individual, colectivo o en masa. Siempre ganan en sus montajes corporativos de la impunidad, pues aunque a veces, algunos son sometidos al dictamen de la justicia y pagan parte de sus daños, siempre es tarde para sus víctimas, y no siempre, y nunca todo, y nunca todos...






Al igual que está ocurriendo con el régimen nacionalsocialista en España, el horror nazi alemán, también empezó con la aniquilación del estado de derecho, mediante la concentración de poderes, leyes políticas, imposiciones sobre aspectos de la vida privada o sobre la conciencia, la aniquilación de la justicia mediante la violación de los derechos fundamentales, la amenaza, la extorsión y el acoso, la indefensión, el desamparo, la descalificación, señalamiento, marcado y expolio sobre sus víctimas. Todo legal sostenido sobre una caterva de jueces aplicando leyes contra derecho. Contra la justicia. Leyes que llevaron a millones de hombres mujeres y niños a los campos del horror.




Hace años que ví la película 'Vencedores o Vencidos'. No es solo una obra maestra del séptimo arte, sino un auténtico alegato sobre el papel de la sociedad civil y sus aparatos institucionales, como responsables o cómplices de un genocidio tan monstruoso como el impunemente acontecido en los Campos nazis. Es un juicio a jueces que dictaban sentancias sobre inocentes a sabiendas de que lo eran, limitándose a aplicar la legalidad que les proporcionaba el estado criminal, para legitimar una cruenta limpieza étnica masiva, a costa de anular los derechos fundamentales mediante su aparato judicial, que aceptó su papel de sicario, omitiendo sus deberes de impartir justicia garantizando los derechos, exceptuando algunos de ellos cuya profesionalidad, dignidad y decencia les llevó a dimitir, arriesgando la vida. Desgrana y reconstruye toda una trama de hechos en los que se muestra como una sociedad en pleno se implica llevada por el miedo y la angustia artificial y subliminalmente inoculados mediante insana manipulación, a una masa que se deja llevar por la histeria colectiva, hacia el odio agresivo sobre unas étnias, a pesar de ignorar las causas o si estas existían, sumergiéndose en el amparo que les proporcionaba el anonimato dentro de la ‘marabunta’.



Nos muestra con meridiana claridad, como el nacionalsocialismo manipula a las masas con grandes dosis de mentiras y fariseismo populista, revueltas con pequeñas dosis de verdades a cuenta de errores del pasado, que destacan y amplifican para exacerbar y aflorar las más bajos y primitivos instintos de grandes masas sobre los objetivos cuidadosamente señalados para su consiguiente goteo de acoso y derribo. El juez Dan Haywood deja claro que toda persona es responsable de sus actos, independientemente de a qué o a quien sirva, con qué medios y con qué fines. Nada ni nadie puede justificar, su arte y parte en el despojo premeditado de los derechos fundamentales sobre inocentes, especialmente el inalienable derecho a la vida.

El proceso de ZP en España empezó hace cuatro años con el pacto del Tinell donde se confabularon todos los practicantes de las doctrinas nacionalsocialistas, entre lo mas rastreros y lo peor de entre lo peor, cuidándose mucho de señalar y acosar, mediante el insulto y la descalificación, a los que se mantuvieron leales a la legalidad constitucional y en los principios de la ética y la moral cristiana, así como a sus víctimas y a las del terror, al que por el contrario, mimaron y se cuidaron mucho de potenciar, amparar y justificar hasta legitimarlo. Pero no fue lo peor que se organizaran, intrigaran y ocuparan el estado utilizándolo para legalizar la violación de derechos con fines de lucro, ventajas sociales y traición, mediante la liquidación del estado de derecho. Lo peor es que han ganado, lo han conseguido y que la oposición ha traicionado a la nación, uniéndose a las tesis nacionalsocialistas y abandonandola totalmente tirada en un estado malversado sin justicia, sin gobierno y sin legalidad ajustada a derecho, y sometida a la represión de sus leyes políticas aplicadas fielmente por su aparato judicial, servil a la casta criminal, en la total omisión de la justicia.



¿¡¡Estabamos sordos!!? ¿¡¡Estabamos ciegos!!? ¿¡¡Estabamos mudos!!? Se preguntaba el juez y reo Hernst Jannig, entre el remordimiento y la contricción, tras tomar conciencia de su criminal complicidad en tan horrendo sacrificio humano. Pero entonces el mal ya era irreversible.

La historia se repite. España se encuentra en la peor situación de su historia como nación, al borde de dejar de serlo, en una UE cuya casta política se enajena del ciudadano y se organiza contra él, para seguir los pasos de ZP, en esa liquidación del estado de derecho, reflotando un nuevo feudalismo bajo la represión de la ley. Hitler cabalga de nuevo, desde Madrid hasta Bruselas, pasando por todos y cada uno de los estados que conforman esta Torre de Babel. Tal vez un día haya otro nuevo gran juicio en Nüremberg, o en Paris o en Madrid… Pero como siempre para las víctimas ya será demasiado tarde. Como siempre la crueldad y la perversión degenerada se cebará con total impunidad sobre los más indefensos y deprimidos. Como siempre la justicia será a título póstumo, en honor de miles o millones de cadáveres de inocentes. Como siempre el ser humano asesina su condición de tal, ahogando el ideal de convivencia y evolución, en sus miserias que lo niegan como dignos de esa facultad. El triunfo siempre está reservado a los miserables.


Clandestino