¿Quiénes son los que ordenan ‘zarandear el nogal’ para ser ellos los que ‘recogan las nueces’ ? ¿Son solo los pistoleros la ‘Organización’? ¿Puede una organización mantenerse durante cuarenta años, con una invariable fijación sobre unos objetivos políticos, perfecta organización jerárquica, eficacia logística y financiera, una amplia red de captación y reclutamiento, solo en manos de un puñado de pistoleros nutridos en su mayor parte, de niñatos sin entrañas ni ideas, nacidos para delinquir y que asesinan por dinero?
¿Qué sentido tiene enviar agentes desarmados y en claras condiciones de inferioridad, a Francia, para seguir a asesinos armados y dispuestos a matarlos, mientras compartimos el Estado con los jefes, cerebros, socios, colegas o colaboradores de esos asesinos, con muchísimas posibilidades de acceder a información de los planes del Estado contra ellos? ¿Por qué seguimos a unos pistoleros en otros países, mientras los beneficiarios que acopian logros políticos a costa de la sangre que derraman los asesinos de la banda, forman en el Estado, son el Estado, se financiación del Estado, desafían públicamente al Estado, gozan del amparo, del favor y corporativismo de la casta política y el cobijo de la Iglesia? ¿Mientras nuestros policías se juegan la vida en labores de guardaespaldas de aquellos que confraternizan con los que sacan tajadas políticas con la sangre de sus compañeros y conciudadanos en general? ¿Con aquellos que intercambian objetivos compartidos con la banda, a cambio de miserables apoyos por legislaturas, y que NO necesitan guardaespaldas mientras ‘recogen las nueces’? ¿Qué sentido tiene seguir con la parafernalia de llenar nuestras cárceles con sicarios y el dolor de seguir asistiendo a funerales, mientras nadie se atreve a extirpar el mal en su raíz?
¿Quienes son los asesinos? ¿Quiénes son los delatores?
¿Los pistoleros a sueldo que apretaron el gatillo, obedeciendo órdenes. Los que los legitimaron igualándolos al Estado y presentándolos en el Europarlamento. Los que los financian con dinero público ("de nadie"). Los que los consideran hombres de paz. Los chivatos de traidores de la propia policía, que los alertan de proyectos judidiciales, contra ellos. Los que negociaron con ellos aún sin dejar las armas ni la violencia, contraviniendo las condiciones sobre las que se basó la autorización del Parlamento. Los que legislan y promulgan leyes para que expolien a otros españoles, mejorándoles su financiación. Los que llaman accidentes a sus golpes criminales y asesinatos. Los que los aposentan en el Estado. Los que después de la muerte de Raúl y Fernando siguen decididos a seguir hocicando donde les indique el hampa del terror y algún que otro de sus pistoleros. Los que les envían señas y hacen gestos suplicantes a los asesinos, para que les regalen algún mendrugo electoral, aunque estos se mofen y los humillen y los llamen gorrinos. Los que los excarcelan sin acabar sus condenas. Los que puentean a sus abogados y les recurren sentencias de prisión, desde la Fiscalía General del Estado. Los que semiexcarcelan a un multiasesino y les pasan a su hembra para que se refocile sobre la sangre de veinticinco inocentes, en un hospital. Los cobardes y traidores que ambicionan el poder y el lucro inhibiéndose del cumplimiento de las leyes, de sus deberes con la Nación, vendiéndose y mirando para otro lado mientras expolian a unos ciudadanos, mientras otros mueren asesinados. Los que mienten para hacer buenos a los asesinos. Los que cierran blog,s que no cometen delito alguno, silenciando la libertad de expresión impidiendo la defensa del interés general. Los prevaricadores. Los subvencionados que callan por dinero. Los que ‘enriquecen’ el Código penal criminalizando al ciudadano honrado y lo omite con los asesinos. La degradación periodística que conforma un poder empresarial servilista y mercenario. Los que les importa un bledo la España que les contrata y les paga para que la defienda de las agresiones de asesinos, de sus socios nazis, renegados y resentidos. Los que criminalizan a las víctimas para complacer a sus asesinos. Los canallas que omiten la ley y omiten el deber de cumplirla y hacerla cumplir. Los que ponen a las víctimas ante los tribunales. O la pandilla de voceros desgraciados, de todos ellos, tertulianos mercenarios a sueldo, en su mayoría...?
¿Hay algo más sucio y más infecto que arrastrarse, como un gusano, tras esa morralla repulsiva, cargando miserablemente contra la nación honrada y patriota y contra sus propias víctimas?
Estoy completamente seguro que en la "puta España", esa que pone los muertos y los impuestos a los que pactan inmunidad para ellos, los únicos inocentes de todos los cargos, se encuentran entre el colectivo de víctimas del terrorismo – del vasco y del Estado- y en el cada vez más amplio colectivo de los criminalizados, discriminados, expoliados, reprimidos, desamparados y perseguidos políticos por el régimen z, con el que España ha enfilado hacia un destino de punto y final, irreversible. Incluso si el ‘traidor’ pierde las elecciones, la solución pasa por poner el Estado en cuarentena, suspendiendo los autogobiernos autonómicos y saneando el nacionalismo terrorista nazi y el caudillismo caciquil instalado en los municipios, que nos han ocupado, tomado y hundido. La estafa democrática se ha agotado y con ella se nos viene encima la terrible realidad por las consecuencias de su impunidad durante treinta años de mentiras, robos y depravación de los ocupas de los espacios políticos y la opresión y expolio al pueblo. Ya es imposible contener la supuración purulenta y agusanada que emana de una putrefacción generalizada. El hedor de su descomposición empieza a ser insoportable.
Enviar jóvenes a la muerte, es solo una macabra tapadera que encubra la cobardía por no tomar las legales como únicas medidas posibles y eficaces contra el crimen, optándo por dejarse llevar por él y recostándose en su rebufo, mientras se mira para otro lado ante el dolor que produce, y mostrando ‘gallardía’ contra los inocentes que sufren sus zarpazos y tarascadas, solo porque existen y les recuerdan sus miserias.
Hemos permitido que la delincuencia nos tome la espalda y nos ocupe el Estado, en una manifiesta y agresiva superioridad sobre nuestra rajada y pusilánime clase política, solo firme con los que desampara en la indefensión total. Un Estado ocupado y/o mediatizado por criminales corruptos, nazis, nacionalistas, omisos, mentirosos, terroristas, prevaricadores, negreros, mafias, ministros-cuotas, mediocres y la más exasperante inepcia terca y revanchista, soportada sobre la impunidad que patea los derechos fundamentales de toda una nación, a manos de caudillitos que consiguen leyes ‘manufacturadas en tres días’ para prohibir, encarcelar, someter, esquilmar y reprimir a un pueblo cuya única culpa ha sido dejarse dividir y enfrentar, para ser incapaz de articularse y defender sus pertenencias democráticas, renunciando a ejercer el derecho a legítima defensa, frente a los invasores criminales que han tomado el Estado y ejercen el control unificado sobre todas y cada una de nuestras instituciones. España y su nación ha sido tomada por una jauría de hienas hambrientas que la han devorado impunemente, dejándose cobarde y sumisa y sin que absolutamente nadie haya salido en su defensa. Ni de las instituciones, ni del gobierno, ni de la oposición, ni de una Europa tan falsa y huera como la propia España.
No son malos augurios. Solo son dudas y certezas que me inspiran las evidencias de la realidad, tal cual las sufro y las veo. Tal cual salen en la foto. La suerte está echada. Cada palo aguante su vela.
Clandestino
1 comentario:
Muy interesante reflexión. Y como dices, "no son malos augurios".
Un abrazo, Martha Colmenares
Publicar un comentario