El artículo publicado por Rosa Regás en El Periódico sobre Chávez, sus políticas y sus detractores, han levantado ampollas en partidos y organizaciones conservadoras y liberales. Me parece entrever que nos hemos fanatizado en la lealtad tribal a los que gestionan nuestra identidad ideológica, tan intensamente, que de forma irracional, ignoramos y rechazamos la evidencia palpable de la realidad objetiva, como gran verdad. ‘Todo lo nuestro es lo mejor y todo le do los “otros” es el mal absoluto’, encumbrando nuestras carencias y defenestrando las posibles virtudes ajenas. Solo aceptamos el blanco y el negro.
Es legítimo alinearse con ideales y principios, pero no es bueno dispensarle lealtad incondicional a aquellos que dicen ser sus garantes, gestores o custodios. Puede ser bueno sentir una ideología, paro jamás darle carta blanca a impresentables -algunos delincuentes- como Chávez, Cháves, ZP, Otegui, Evo Morales, Pérez Díez (alias Carod Rovira) o F. Castro, porque entonces pierden toda su esencia y su credibilidad. La verdad vale más que cualquier partido, de cualquier signo, que la vilipendie, siendo, la verdad, siempre verdad, "dígala quien la diga y ejérzala quien la ejerza". La lealtad a la verdad es el soporte y el nutriente de la democracia y esta la garante de las ideologías y de la convivencia, como mejor útil para evitar el enfrentamiento y facilitar la justicia. Ser leal a partidos que mienten y mangonean los derechos democráticos, es legitimar, de forma irracional, leyes y actuaciones criminales que agreden y obstruyen la justicia y prostituyen la propia democracia, debilitando y fomentando la división y el enfrentamiento de sus propias víctimas.
No me gusta Rosa Regás ni Chávez. Si lo que dice Regás es cierto, hay que aceptar que la política de este es coherente con las políticas sociales genéricamente atribuibles a ideologías de izquierdas, aunque generalmente son acometidas por partidos de corte liberal. Habrá que felicitar a Chávez, al menos por esas actuaciones. Pero medias verdades es manipular y mentir. Hay que recordar a Chávez y a Regás -y a muchos otros como ZP- que un gobierno de una nación democrática, debe gobernar para toda la nación y aunque preste especial atención a los más deprimidos, no tiene derecho a agredir u obstruir el derecho del resto. Sigo negándole cualquier reconocimiento democrático a su 'talante' autoritario, grosero, insultante y estúpido que además de los daños que pueda producir, con su totalitarismo tirano, a la nación que rige, produce bochorno y vergüenza ajena. En España hemos aprendido mucho, de eso, en los últimos años.
En cuanto al tema Palestino es un viejo conflicto en evolución progresiva hacia el extermino recíproco y donde la única evidencia que destaca, es que nadie es inocente. Hay que admitir que el estilo del Estado "democrático" de Israel, no difiere un solo ápice del igualmente macabro, cruel y sanguinario de Hamás. Al otro lado está el supuesto arbritio del Mundo delegado en la ONU, tan ineficaz e incompetente como ineficaz e incompetente es el intervencionismo y la obstrucción de la administración Norteamericana, sobre ella, en su empeño por eternizar un conflicto convertido en una masacre permanente, que simboliza el fracaso de la humanidad, en su empeño por aparentar que somos mejores que las bestias y las alimañas.
Clandestino
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