Últimamente hay una oleada de bloggers y comentaristas afanados en descalificar ideas y razones, mofándose de las formas y menoscabando a sus autores, por su falta de conocimientos que avalen su nivel de ‘cultura, ilustración o erudición’, haciendo especial hincapié en incorrecciones ortográficas, especialmente en el mal uso de tildes. Ejerciendo una prepotencia y vanidad sobre la que destaca su propia ignorancia, al imponer las formas por encima de las razones.
En esta España ‘serena’ en la que ‘todo vale como sea’ se pretender catalogar la cultura por niveles, en base a lo aprendido de otros, como único referente, o de la mediocre meticulosidad de observar un fanático seguimiento en la corrección ortográfica, dando más valor a las formas que al mensaje que contiene. El truco está en asociar el conocimiento como único ingrediente imprescindible para que la cultura pueda ser reconocida como tal, cuando ese conocimiento es a la cultura, lo que la grasa es al eje de un carro, si no es manejada con la debida humildad que permita poner sabiduría donde había ignorancia. Confundiendo conocimiento con almacenaje de datos. Por esta regla de tres, mi reproductor de DVD es un instrumento más ‘culto’ que toda la plana mayor de filósofos de la antigua Gracia.
¿Quien y como mide la cultura? ¿Es cultura Leer? ¿Escribir? ¿Memorizar? ¿Tener un título otorgado al aprobar unos exámenes? ¿'Don de palabra'? ¿Aprender lo que saben otros y repetir, como loros, los conocimientos de esos otros? ¿Es cultura mofarse de los ‘incultos’ que opinan o contradicen? ¿Descalificar la racionalidad y las razones de aquellos que las exponen de forma nítida, adusta y seca, porque no son suficientemente ‘cultos o eruditos’ para hacerlo más ‘cultamente bonito’, u ortográficamente más correcto? ¿Es cultura erigirse en juez para decidir quienes si y quienes no lo son o pueden serlo? ¿Tienen derecho a opinar los que la vida les negó la oportunidad de acceder al saber?
No es cultura ser un perfecto lechuguino con muchos conocimientos y aires de no mear, que resulte, agradable, correcto, ameno y distinguido en una reunión de 'nivel', aunque se las tenga que tragar dobladas. Ni un buen relaciones públicas. Ni un mal político que vende bien sus estafas. Ni leer cualquier cosa o a cualquier autor. Una nación no puede hacerse un concepto global de cultura cuando el ideólogo del Partido del Gobierno es Pepino Blanco y cuando durante tres años una ministra cuota de ‘cultura’, como la Sra. Carmen Calvo, son sus referentes oficiales.
Cultura es crear y materializar la necesidad de comunicar o inculcar sentimientos, ideas o inquietudes, por cualquier forma de expresión, aunque no sepa hacer la 'o' con un canuto. Extraer una hermosa figura a un tocho de piedra, aunque su autor no sepa ni firmar. Dibujar sus tormentos sobre un tapiz o un lienzo, aunque no tenga ni pajolera idea de lo que es una tilde. Danza, música, deportes, interpretar, artesanía, profesión...Es cultura cultivar la riqueza espiritual para mejorar el entendimiento y la convivencia, tanto con los más como con los menos ‘cultos’, consolidando una dignidad colectiva que haga aflorar valores y principios que ofrezcan resistencia y rebeldía contra los que dañan física, moral o políticamente a tu nación, a tus seres queridos o a ti. Fomentar el patriotismo como valor que convierta tu mal en el de todos o que tu felicidad sea motivo de alegría para todos.
Además aprender, leer y debatir enriquece, entre otras muchas cosas, por adquirir conocimiento, pero únicamente si estos cultivan la independencia intelectual que permita creaciones de propia cosecha. El saber acorta y allana el camino si impregna de suficiente sabiduría y sensatez como para no dejarse embaucar por algún autor de algún escrito o discurso, sabiendo separar el trigo de la paja. Si nos saca del alineamiento fanático y embaucador, formando el carácter y el criterio propio que nutra el libre albedrío. Aprender asimilando, compartiendo y creando en el total respeto a las ideas y a las formas de expresarlas de los otros. Eso es cultura. Una sola frase inteligente y de cosecha propia, da más valor cultural al individuo, que todo el conocimiento ajeno, apilado en todos los libros del universo. El conocimiento labrado y extraído de sí mismo, por sí mismo, da una sensibilidad y una capacidad de análisis, interpretación y manejo de la lógica, que jamás tendrá ningún ilustrado de ‘bote’.
Entiendo la base de la cultura como cualquier forma de expresión inteligente y libre, en la diversidad. Cuanto más ajena a las de otros, más genuina y más enriquecedora. El resto es imitar y parapetarse tras un galimatías de conocimientos adquiridos, refrendados por un documento sellado, que certifica lo aprendido y cubre o encubre una ‘normalización’ de la cultura a ‘medida’. Patrimonializar la cultura como algo exclusivo de unos elitistas que impiden mostrar el lujo del original, en su bastedad natural, tapándolo con uno de cartón piedra, perfectamente pulido y coloreado, como modelo ‘regulado’ y permitido, robándoles el protagonismo a sus verdaderas fuentes, impidiéndoles formar parte de su selecto y ‘refinado’ club. Infravalorar a personas en su capacidad de desarrollar y crear, porque no se someten y o se niegan o son desechados para optar los estándares impuestos por otras personas. ‘Intelectuales’ excluyentes. Nazis.
¿Se puede ningunear al océano construyendo una piscina dentro de él y usándola de referente para descalificarlo? Es un insulto a la inteligencia, pero eso es lo que se vende desde el Estado. El Estado es la piscina, siendo la Nación ese océano ninguneado. Es lo que defienden todas sus vividurías, dispersas por Internet apagando voces, tapando bocas y dando lecciones de su particular cualidad de ilustrados.
¿Dónde están esos amantes de ese conocimiento ilustrado y la erudición, mientras callan cuando nada más y nada menos que todo un gobierno, suspuestamente socialista, despoja a millones de estudiantes, del conocimiento de la filosofía, fuente genuina y profunda del conocimiento como elemento enriquecedor, para sumirlos en el amaestramiento de su propia doctrina sectaria y de enfrentamiento, que solo ‘cultiva la ignorancia’, totalmente vacía de ese conocimiento, de formación cívica y anímica, y de cualquier forma de manifestación cultural?
Clandestino
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