sábado, diciembre 29, 2007

DIOS, HUMANIDAD Y TIEMPO

Actualización



En estas fechas navideñas, aunque no me es fácil, intento reflexionar sobre la vida, su sentido o sus objetivos. Si es el tiempo el que pasa sobre las personas o si nacemos con derecho a un cupo de tiempo, sobre el que discurre nuestra vida hasta morir.

Si fuese el tiempo el que pasa sobre las personas, este se impregnaría con esencias de todas aquellas generaciones por las que fuese pasando, y al cabo de siglos, de millones de siglos, habría extraído y arrastrado consigo, gran cantidad de experiencias y sabiduría con la que habría ido inseminando generación tras generación, hasta completar la implantación genética de una formación intelectual y un enriquecimiento espiritual que facilitara desprenderse del lastre formado por miedos y carencias primitivas, hasta permitir, a la humanidad, alcanzar el sublime objetivo divino de la felicidad completa, en el equilibrio emocional materializado en la convivencia y en la comunión entre esta y su natural, como hábitat ideal de su condición humana.

Sin embargo los resultados que se evidencian, tras una edad que puede calificar a la humanidad de adulta, indican claramente que somos las personas las que pasamos sobre el tiempo, siendo este un simple ‘bono-transporte’ solo válido para la duración de la vida de cada uno, utilizando la cadencia giratoria del planeta, como referente para su medición. Esto obliga a la humanidad a heredar, de sus mayores, el estado de la evolución, mejorarlo y entregarlo, enriquecido, a sus herederos que a su vez han de continuar la cadena, en un proceso natural de secuencia generacional. Pero esos mismos resultados dejan claro que si la humanidad está en el mundo para crecer y multiplicarse, para gloria de Dios, a Este no le quedará más opción que ir al supermercado a ver si encuentra algo de esa gloria. La desastrosa evolución de la humanidad empezó erróneamente cambiando el rumbo allá en sus orígenes, alejándose en lugar de caminar hacia Él, vaciándose de sus virtudes según aumentaba esa distancia, hasta perderse en una involución irreversible bajo aspecto de evolución sostenida en unos útiles tecnológicos. Su bastedad, ignorancia y primitivismo estaba bastante más cerca de esos objetivos de su Creador, que la utilidad que da a su 'evolución' tras millones de años deambulando por los derroteros llamados ‘civilización’, sofisticando útiles y desalmándose hasta zafarse de los escrúpulos que le impedían abrazar unos objetivos mucho más premeditados y próximos a la crueldad, destrucción y barbarismo, que el que pudieran soñar en los inicios de su Creación.

Concluyo que el tiempo es como una estación de tren a la que, aleatoriamente van acudiendo pasajeros hacia diferentes destinos sin retorno. Que unos obtienen billetes para modernos convoyes rápidos y confortables, mientras otros se hacinan en vetustos, largos y maltrechos vagones para ganados y residuos, pero que la estación se mantiene invariable. Ignoro qué sentido darle a ese supuesto lugar y a esos viajes, o si se enlazan con otros posibles, como ignoro por qué nacemos y donde vamos cuando morimos, más allá de lo que nos enseñan las 'Sagradas Escrituras', pero quiero pensar que forma parte de algún filtro o componente para alguna ‘elaboración’ de planes divinos, que escapan a la percepción de los mortales, aunque reconociendo que, a priori, lo que se observa induce a pensar en un estrepitoso fracaso del Creador, ya que claramente la humanidad de hoy es, sin ninguna duda, mucho más vil e inhumana que aquel primitivo hombre que Él creó. Que desde su origen a día de hoy, solo ha evolucionado, especialmente, en la perfección de artilugios y sistemas que aceleran y aumentan su capacidad de generar horror y destrucción, y que pone en manos de los más deshumanizados más medios y con más capacidad para generar muerte, dolor y sufrimiento, muy por encima de aquellos que luchan por atenuarlo. Desventaja que en sí misma enquista el dolor y la infelicidad en el corazón de la buena gente, impidiéndole cualquier atisbo de felicidad, más allá de algunos retazos compartidos con almas queridas.

¿Cómo se puede llegar a ser feliz asesinando el gran placer de compartir la felicidad de los demás? ¿Cual es entonces, el significado de vivir?

Clandestino

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gostei muito desse post e seu blog é muito interessante, vou passar por aqui sempre =) Depois dá uma passada lá no meu site, que é sobre o CresceNet, espero que goste. O endereço dele é http://www.provedorcrescenet.com . Um abraço.

Anónimo dijo...

Este texto me ha llevado a pensar en la consciencia de existir como sujeto. El ser humano se ha planteado históricamente otras realidades con mayor frecuencia y seguramente la preguntas que se haría el primer antepasado pensador de la humanidad fueran simples hasta el extremo y harían alusión a su relación con el medio. Esto es una vaga especulación pero pienso, no sé qué pensarás tu al respecto sobre esto, que una pregunta semejante a ¿Quién soy? sería una pregunta adquirida por unos hábitos en sociedad y que estuviera ligada a las relaciones del individuo, siempre suponiendo que esta pregunta estuviera dirigida a esclarecer una duda existencial, y que por lo tanto, el hombre se reconociese como un individuo único en su sociedad. Esto le llevaría a la consideración de que es un individuo moral pues vive bajo unas normas que habitualmente cumple pero estos razonamientos no incorporan el fator "instinto", por lo cual, obvian la naturaleza animal del ser humano. Incluyendo el factor citado, entiendo que la razón para estos humanos sería un instrumento de organización social y esta misma ha establecido mecanismos de carácter económico, detrás de lo cual hay un motor individual. La razón ha conducido al control del colectivo por aportaciones de individuos(control religioso, control social, control político, y por supuesto, control económico).

Lo que a mi me sugiere que hay un alejamiento casí siempre entre individuo y razón global(razón que comtempla todas las cosas desde la óptica individual) y, como es evidente, que la razón ha acompañado al individuo para educarlo pero no para liberarlo.
Entoncés, de alguna manera, la moralidad es una esponja de fluidos sociales y, en gran parte, pasa lo mismo con la personalidad.

Cualquier valor como la felicidad está sujeto a la dependencia social del individuo ya que el individuo lucha por ser feliz desde su intencionada adaptación al sistema social, que es el marco de desarrollo individual.

Bueno creo que he estado un poco espeso y he construido una argumentación no muy sistemática pero he tratado algunos puntos que me interesaban ya que quería apuntar algunas cosas sobre la humanidad. Creo que una pregunta esencial para seguir avanzando en estos planteamientos es ¿Qué es la humanidad? Lo mismo has escrito sobre es. Espero poder ilustrarme con algún pensamiento tuyo al respecto.

Un saludo.

Martha Colmenares dijo...

Hola Clandestino, me he instalado aquí para escrutar tus reflexiones. Un excelente texto me llevó a otro, a éste, el cual he comentado en mi Blog.
Un abrazo, Martha Colmenares

Clandestino dijo...

Sé bienvenida siempre a este modesto blog, Martha. Gracias por tu interés y comentarios.

Abrazos, Clandestino