Me alegro por ellas, por sus familiares y por sus amigos.
Lo lamento porque fueran secuestradas, porque otros que también lo fueron, continúan y porque otros que aún son libres, serán rehenes y víctimas mortales, en un futuro.
Lo lamento porque, como afirma Fernando Londoño, el pago y modos de esta liberación legitimará y permitirá consolidar y fortalecer a la banda criminal. Podrá financiar más muertes, más horror y más secuestros, de personas en Colombia, por las FARC.
Lo lamento porque cuando se negocia y se cede ante el crimen, este toma pesesión de SU espacio de legitimidad conseguido a cambio del producto de SUS crímenes y extorsiones, en la conciencia de que sus actividades criminales son ‘material comercial’, de alto interés para trepas de distinto pelaje y procedencia, que conforman determinados hábitat en el entramado social, artístico y pseudopolítico, que les reporta suculentos beneficios económicos y alta rentabilidad de márqueting para darle apariencia política a sus desmanes puramente delictivos y terroristas, en un intento de salvar la cara, el prestigio y la honorabilidad a sus clientes de mayor enjundia, como Presidentes, expresidentes y famosos manipuladores del arte de vivir y del arte de explotar el dolor y el drama ajeno.
En fin, a pesar de todo ello me felicito por su vuelta al mundo ‘libre’ y les deseo lo mejor para ellas y los suyos, quedando con la duda de qué puede ser peor, si ser rehén de las FARC o tener una deuda de por vida con un tipo como Chávez, y con la duda de como se negocia, de forma selectiva, la libertad de tres personas, que eran dos, de entre un grupo mayor, excluyendo o discriminando al resto. ¿Acaso el resto no son fotogénicos? ¿Los excluyó el ‘director de fotografía’? ¿O simplemente pujaron remedando las subastas de ganado?
Clandestino
1 comentario:
Hay que alegrase por su liberación. Desgraciadamente en demasiadas ocasiones vemos como desde el poder se alentan y financian de una forma u otra a demasiados terroristas.
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