martes, marzo 18, 2008

Días para dar a Dios algo de lo que le pertenece, ya que el César toma lo que quiere.



En estos días toda la cristiandad, conmemora la muerte de Cristo, para sus creyentes, el Hijo de Dios hecho Hombre. La nación española fue siempre profundamente Cristiana Católica y Apostólica. Ahora la España oficial, declarada laica, repudia y menosprecia a la Iglesia Católica, y a sus seguidores, manteniendo excelentes relaciones y simpatías con el Islam, en uno de sus muchos desprecios y omisiones en su habitual falta de respeto por los sentimientos y la demanda religiosa de una gran mayoría ciudadana. Aunque me declaro creyente, nunca fui religioso, ni practicante, ni presté la debida. atención a una Iglesia que gozaba de una salud excelente. Entiendo la laicidad del estado, pero no puedo entender ni tolerar el enfrentamiento e injustificado acoso y derribo a una institución religiosa cuya actividad es puramente social y altamente benéfica y demandada por la sociedad española.

Ahora sigo sin ser practicante, pero ante la injusticia me solidarizo con ella y con todos sus fieles y seguidores, en apoyo a sus derechos, a su basta obra humanitaria y altruista y a su beneficiosa obra pastoral. Sigo siendo creyente no practicante, pero me siento bien sabiendo que están ahí y que su ayuda, material y espiritual, es importante para millones de personas en el mundo, haciéndoles mucho bien junto a la propagación de las doctrinas de Cristo como vehiculación, sin igual, de los valores occidentales, orientados a la convivencia y al progreso, sin descuidar aquellas cualidades que deben distinguir nuestros rasgos humanitarios, para que interpongan un contraste, que los muestre ostensiblemente contradictorios y diametralmente opuestos, al de las alimañas, al de los cerdos o al de los asnos.



Naturalmente para alcanzar este nivel de elevación, superación anímica o enriquecimiento espiritual, no es necesario ser creyente, basta con estar por donde estén ellos, observarlos y en lo posible remedarlos. Entender y asumir los valores éticos y morales, como una forma de distinguirse como ser humano, frente a la barbarie primitiva y agresiva en el miedo a la oscuridad de la ignorancia, en la carencia de alma. No es necesario ser religioso para acercarse a las doctrinas de Cristo, como no lo es para acercarse a las de cualquier maestro, filósofo, actor o político. Cristo como hombre, de carne y hueso, nos dejó un magnífico legado, que permitía la vida compartida, en el absoluto respeto a nuestros semejantes, en la democrática igualdad de derechos y libertades. Nadie puede negar que fue un gran tipo y que todo lo que predicó es de gran utilidad para la armoniosa y cívica evolución de la humanidad. Repudiarlo es repudiar a sus conciudadanos y a todos sus derechos y formas sociales y políticas que permitan alcanzar su felicidad, dentro de la convivencia.



Sencillamente se puede ser un buen cristiano, sin necesidad de profundizar en determinados dogmas de fe, ni en filosofías teologales sin fin y de difícil entendimiento. Sin practicar ninguna religión. Sin pisar una iglesia. Renunciando a la fe. Renunciando a aceptar que era el Hijo de Dios. El Nuevo Testamento es una obra multibiográfica, de un hombre sabio y bueno, que nació de mujer, vivió como hombre y fue muerto como hombre, por hombres. Su legado es indiscutible e incontestable, dando las claves de como conseguir que fuéramos mejores y viviéramos mejor, como seres de carne y hueso y en esta vida, superando cualquier ley y formas de gobierno. Todos somos libres de no reconocer su condición divina, pero es un sacrilegio renunciar a su infinita bondad y sabiduría que resulta tan útil para aliviar las penurias y adversidades de la vida terrenal. Gran alimento tan nutritivo para el alma como mortal para los que eligen la mas abyecta indecencia moral, como forma de vida. Negarlo es negarse así mismos, poniendo maldad donde se ofrece el bien, incluso para los no creyentes.

Este año cruzaré, por primera vez, la casilla de la Iglesia, en mi declaración de la renta. No pretendo ganarme un puesto en el Cielo, con ello. Solo creo en la necesidad de su existencia y de su importante labor, de la que depende la existencia de tantas personas en el mundo, y que las tarascadas y arremetidas del estado, hace necesario que sean los cristianos los que les apoyemos y colaboremos en su mantenimiento, siendo vital cualquier ayuda, incluso la de los menos cristianos, como yo.

Clandestino

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Un excelente reportaje que debería ser leído por muchos, me incluyo, quiere decir, que releerlo, creo que nos pasa que nos debatimos entre los propósitos y a la hora de la verdad, como tu dices en el título es hora de "dar a Dios algo de lo que le pertenece".
Y ojala podemos este sábado darnos las Felices Pascuas de Resurección.
Un abrazo, Martha

Váitovek dijo...

Sin duda, las palabras de jesucristo han levantado,literalmente,nuestra Civilización.Y,guste o no guste, nuestra Civilización es La Civilización "par exellence". La prueba es que las civilizaciones periféricas sostienen su juicio y condena a la nuestra utilizando nuestras categorías,que ellas no pudieron ni avizorar,ensimismadas eternamente en su inhumanidad esencial.Y, desgraciadamente, occidente queda atrapado en ese juicio,para el cual ha engendrado también los fiscales- en un acto sin igual de parricidio,pues ni eso han sido capaces de generar las otras culturas.
Yo no soy creyente,ni ateo ni agnóstico,pero sí soy cristiano.Y desde mi increencia todavía me estremezco cuando pronuncio palabras como Esperanza, Caridad, Perdón de los Pecados o Sermón de La Montaña.
Sin embargo, me parece intuir que sin la dimensión infinita, increíblemente audaz, divina,del Reino de los Cielos y del Hijo del Hombre,la dimensión puramente humana,sabia y bienhechora de Cristo jamás habría tenido la potencia sin igual que ha tenido ni habría arrebatado a millones de corazones durante siglos.Ni siquiera nos sabría igual a aquellos que, como yo,permanecemos atados ante el sepulcro como ante un muro o una cruz.

Anónimo dijo...

¿Darle a Dios lo que le pertenece?

xD

Clandestino dijo...

Hola Martha

La arrogancia de la humanidad la reconduce por viejos caminos, ya andados, hacia la Torre de Babel, haciendo baldío el el valor de la Verdad y el sacrificio del Verbo, porque lejos de aceptar la Redención, nos regodeamos en las causas de su Advenimiento.

Lo explicas muy bien Dhavar.

El Mensaje fue para todos. Los que lo asumieron se elevaron por encima de los demás. Sobre la Iglesia recae la responsabilidad de expandir y 'gestionar' ese Mensaje, teniendo que asumir los inevitables riesgos que generan una misión cuyo origen de perfección es su propio destino, a manos de una Institución tan imperfecta como humana. No perderán ni una sola oportunidad, los que suelen rentabilizar sus habitual omisión a cualquier forma de norma o ley, para destruir y ensuciar, todo aquello que referencie su sucia maldad, atacando el componente divino mediante los inevitables fallos humanos, en sus múltiples, variados y complejos sistemas de administración.

De ahí que sea importante hacer saber, que las doctrinas de Cristo, como concepto divino o político, están por encima de la Iglesia y de cualquier aspecto político, igual que la ley democrática esta por encima de cualquier gobierno o poder, y que todo el que pretenda marginarse e inhibirse de ambas verdades, son claros enemigos de todo lo humano y de todo lo divino, en sus esenciales nutrientes de vida.

Pataliebre:

"...y Él respondió: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

Como intento explicar en mi entrada, se puede ser cristiano creyente o cristiano político. Creer en Cristo como Hijo de Dios o asumir sus doctrinas como sistema útil que permite la mejor forma de convivencia. En ambos casos, las prácticas de sus doctrinas llevan inherentes unas responsabilidades ineludibles, que nos obligan a unas aportaciones en forma de esfuerzo personal y de enriquecimiento espiritual, o predisposición anímica, que haga posible una armonía social y política. Ese comportamiento cristiano, es la forma de 'dar a Dios lo que es de Dios', al que se refiere Jesús, independientemente de reconocer la necesidad del pago de impuestos, por razones obvias.

La diferencia entre el creyente y el no creyente, estriba solo en la forma de asumir ese comportamiento desde la conciencia de cada uno, bien com ofrenda a Dios o sencillamente como la satisfacción ciudadana, del deber cumplido.

Cuando, como creyente, digo "dar a Dios parte de lo que le pertenece" pretendo destacar nuestra generosa sumisión, ante los abusos, expolios y acosos, del estado, en contraste con la ruín y escasa conciencia cristiana, de nuestra sociedad cristiana actual, con lo cual cumplimos largamente, con el 'Cesar' pero 'le regateamos a Dios lo que es de Dios'.

Saludos y un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Enlacé la entrada, Clandestino.
Un abrazo, Martha

Clandestino dijo...

Gracias Martha.

Acabo de entrar y dejar un comentario.

Un abrazo, Clandestino

Anónimo dijo...

Ayer salí con un matrimonio amigo, y me comentaron que les había encantado la lectura de esta reflexión, Clandestino.
He pasado para para volver a leer. Especialmente en un día como hoy, Felices Pascuas de Resurrección.
Un abrazo, Martha

Clandestino dijo...

Igualmente para tí, Martha, y para tus amigos, a los que espero les agradezcas, de mi parte, su amable visita al blog.

El mundo va muy rápido. Las noticias se suceden a toda prisa. No hay tiempo para similar los problemas ni para darles la debida respuesta. Creo que debemos parar esta carrera frenética hacia un final sin meta ni objetivos. La Iglesia puede estar perdiendo el Norte en su labor pastoral, empecinada en sus normas arcaicas e inflexibles. Hay que hacer que la gente reciba el cristianismo con la naturalidad que lo hace con un discurso político o un buen libro. Hay que despojarlo de ese aura de divinidad mística y lejana que le da apariencia de inaccesible. Le gente será más receptiva si lo percibe desde un punto de vista de información útil para su rutina y su vida cotidiana y diaria. Lo importante es que la 'Palabra' llegue y sea recibida con agrado y complacencia, independientemente de la forma en que les llegue, además de ver a la Iglesia como algo más cercano y menos institucional.

Caballero ZP dijo...

Bonita reflexión que más de uno debería hacer de vez en cuando.
Saludos

Anónimo dijo...

Hola Clandestino, en principio, espero que estés bien, tengo días sin saber de ti.
Por el otro, que tengo un video que entusiasma. "Yo quiero ser un peZ".
Un abrazo, Martha