domingo, julio 13, 2008

Feudalismo y democracia, dos viejos caminos para un único destino.



No es la primera vez que comento sobre la trampa ideológica como forma de suplantar virtualmente, la realidad de la demanda social y su legalidad que dé soporte a la justicia que la garantice. Cuando la ideología legaliza el atropello de derechos fundamentales, sencillamente estamos sometidos a un flagrante régimen de manoseo y tiranía criminal intolerable, delictiva y punible a todos los efectos, por mucho que pretenda ser legitimada con el cuento chino de las mayorías democráticas obtenidas en las urnas, o con pactos y coaliciones mafiosas. La invasión, el atropello, la obstrucción o el impedimento de cualquier derecho individual o colectivo, es delito criminal siempre, aunque se dé bajo cualquier condición o excusa, por mucho formato democrático que lo envuelva. Los autores de esos delitos, solo son vulgares delincuentes mafiosos y pandilleros, bajo jurisdicción de cualquier ciudadano honrado, victima o no, por muy ilustre o majestuosa posición social, jurídica, política o cargo cualquiera que ostenten, y por mucho que legalicen o justifiquen su delito.



La mayoría de democracias occidentales, nunca lo fueron. Nunca pasaron de ser un mecanismo útil para canalizar el conjunto de debilidades, avaricia, estupidez, ruindad y carencias del ser humano hacia intereses concretos, llevándolos a su total dependencia hasta dejarse caer en su total autosometimiento, dándole apariencia y parafernalia de libertad. Se abandonó el látigo negrero por su mal vista brutalidad, pero sobre todo porque mantenía intacta la dignidad del sometido, y se reconoció la igualdad entre todos los hombres, vendiéndose como evidencia de evolución cívica y enriquecimiento espiritual de la humanidad, cuando simplemente se despojaba al esclavo de razones que justificaran el derecho a legítima rebelión contra la explotación, para luego llevarlo a las condiciones en que su única salida hacia la supervivencia, es la aceptación voluntaria de su expolio, una vez malvendida su dignidad en el mercado de las baratijas.
La vulgar estafa del ‘tocomocho’ elevada y sofisticada hasta niveles de prostitución del estado, dando apariencia de humanización, a la teatral, brutal y consentida explotación del hombre por el hombre, por el tradicional sistema del abuso de poder, tan brutal como siempre a lo largo de la historia, por mucho que se oculte tras unos bien montados, decorados democráticos. Valga como ejemplo la aparente y resonada creación de una brigada especial para perseguir delitos de narcotrafico, mientras los camellos vendían, y tal vez sigan vendiendo, drogas con absoluta impunidad en los alrededores de las escuelas y discotecas, a pesar de las múltiples y continuas denuncias de los padres. Por algo somos el segundo país del mundo, tras USA, en tráfico y consumo de cocaína. Eso puede explicar infinidad de carencias humanas y políticas, pero no justifica ni una sola, sino todo lo contrario.



Las técnicas más habituales o frecuentes de estafar a las víctimas, es organizarse en mafias que captan a sus víctimas mediante sistemas de márqueting, basados en vender e inocular sus doctrinas ideológicas que alineen a los individuos evitando su propia capacidad crítica, anulando su carácter y su libre albedrío. Reciclando valores de personas humanas, reduciéndolos a la ínfima cualidad de peleles y piltrafillas rastreros, sin honor ni dignidad. La doctrina ideológica no solo anula al individuo como ente libre, sumiéndolo en el fanatismo, sino que además la antepone al interés general y a su propio interés, en el desprecio a la ley que lo garantiza y ampara, dando apoyo a la que legaliza su destrucción y lo que es mucho peor, la de sus conciudadanos. Naturalmente las doctrinas cristianas, como elemento que refuerza la dignidad y potencian el carácter crítico e independiente del individuo, es la gran competencia a batir. Criminalizan a la Iglesia, acusándola de inmiscuirse en política. Argumento tan pobre, tan miserable y tan mentira como todo el resto de su repertorio. Lo que temen no es a la Iglesia, ni al carácter divino o religioso del cristianismo, en el cual no creen, sino a su componente filosófico que muestra la identidad de la verdad, como referencia del bien y del mal, con aplastante e incontestable facilidad y realismo, que llegan a superar con claridad meridiana, todo el saber, todos los principios y toda la racionalidad de todos los tratados y trabajos de filosofía del mundo de todos los tiempos, aunque tampoco es casualidad que hayan suprimido la filosofía de los planes de estudio, imponiendo su criminal adoctrinamiento ideológico.



Como no puede ser de otra forma, todo ello facilitado por la inestimable colaboración de la tímida o casi inane, oposición, que vive del mismo negocio y que queda a la espera, sabedor que antes o después heredará el derecho a la “explotación democrática” de la nación, o de lo que de ella quede. Y que el Mariano, anda como loco a la caza y captura de ese buen manojo de votos anarco-capitalista adoradores del becerro de oro, y votantes leales de la delincuencia del estado, como buenos carroñeros que no desprecian las facilidades de la inutilidad o inepcia del traidor, que generan corrupción y enriquecimiento ‘como sea’, a la vez que ponen su corazón en la derecha, o como liberales en la blogosfera. El Mariano sabe que por ahí se le ha podido escapar la victoria y se ha apresurado a dejarse querer enterneciéndolos a ver si consigue reconvertirlos en ‘Hijos pródigos’ y realojarlos en sus ‘estancias naturales’. Quedan cuatro años para recuperar la confianza del electorado traicionado y abandonado sin representación política, en los colectivos de víctimas, de familias y de gente normal, honesta y decente. Pero igual que ZP, lo hará con engaño y el truco del enfrentamiento ideológico. Nunca nos vendrá la democracia de su política, ni de la de nadie de la casta que nos ha ocupado, estafado y sometido, hasta sumir a España y a los españoles, en unas carencias de derechos y libertades muy inferiores y mucho más humillantes, que las limitadas por la 'democracia' de Franco.

Clandestino

2 comentarios:

Martha Colmenares dijo...

Te decía, pues algo pasó al publicar el comentario, que a Zapatero le votaron, de la misma manera que en Latinoamérica a los Chávez, los Evo, los Ortega.
Y ya ves la capacidad de destrucción que tienen...
Ya ni me atrevo a decir que tienen los días contados o acaso ¿crees que saldremos de ellos?
Aquí decimos: "la pregunta de las mil lochas"

Clandestino dijo...

Sí. Creo que si saldremos. Otra cosa será como lo haremos. Algunos incluso puede que salgamos con los pies por delante, pues la negligente y delictiva renuncia de estos gobiernos a gobernar, su desprecio por la legalidad constitucional, por el derecho y las libertades, y su descarada discriminación rencorosa y revanchista, sobre la media nación no afín, y su empeño en dar rienda suelta a los excesos de las mafias corruptas, y a las nazis con sus pistoleros, todos instalados en el estado y viviendo y amasando sus fortunas en él, es evidente que no puede deparar nada bueno. Es evidente que una ciudadanía en actitud pasiva que se deja robar y someter y que su estado sea tomado por el hampa del crimen, puede llegar a merecer lo que le pase, sea lo que sea.

Ya hace setenta años que en España llegamos a una situación similar y pasó que costó tres años de guerra cruenta, entre españoles, y cientos de miles de víctimas mortales. Los mismos que provocaron aquello, se ufanan ahora provocando de nuevo en su triste y habitual chulería barriobajera del fuera de la ley.

La historia se repite. Los burros siempre tropiezan en las mismas piedras. Pero está claro que un esfuerzo de dignidad nacional que ponga a ZP y a sus cómplices y compinches, a buen recaudo perpetuo, junto a nacionalistas nazis y a sus camarillas de asesinos y alborotadores, dejarían las cosas en su lugar, sin tener que lamentar nada más. Pero no lo haremos. Ya sufrimos la gravedad y la dureza de nuestras sumisas consecuencias.

Abrazos

Clandestino